Bueno, a este fotógrafo lo conozco desde que era un crío. Nuestros padres eran muy amigos, de manera que los hijos de ambas familias, numerosos, tuvimos oportunidades de convivir, sobre todo en Granada, en el campo y en veranos de playa. Luis Ordóñez Ballesteros nació en Granada en 1961, y de esa quinta son mis hermanos Andrés y Miguel. Junto a otros amigos aficionados a la fotografía, como José Manuel Soriano, empezamos a campear con nuestras cámaras por Sierra Nevada y por las sierras de Cazorla y Segura en cuanto tuvimos los mayores un coche a nuestro alcance. ¡Cómo olvidar aquellas escapadas de varios días, en plan salvaje, tirados en sacos y tiendas de campaña por el monte! Entonces, «lo que nos ponía» era la caza fotográfica. Sorprender a monteses, jabalíes, ciervos, águilas, etc. en su hábitat era un verdadero reto, cuando los bichos no estaban tan acostumbrados a la presencia humana, ni tan domesticados como los de ahora, ni existían apenas cercones o reservas de fauna donde fotografiarlos a placer. El paisaje era relativamente secundario, y los detalles macro también.
Luis en sus años de cazador fotográfico, con mochila, prismáticos y cámara (creo que una canon A-1) con teleobjetivo
Y así fue cómo de un Luis aprendiz de los más mayores, ha pasado al maestro que hoy es, con fotos que encandilan y son pura poesía. Su afición fue enraizando, y con el tiempo ha pasado de cazador fotográfico a cazador de encuadres. Dentro de su natural humildad (un rasgo acusado de su personalidad) en eso se reconoce a si mismo aptitudes. «Voy por la naturaleza componiendo encuadres y anticipándome a las luces de forma automática». Pero dejemos que sea Luis quién nos hable.
Oye Luis, ¿cómo comenzaste en esto de la fotografía? No sé qué surgió antes, si mi pasión por la fotografía o por la montaña. Todavía recuerdo perfectamente la primera salida con una cámara. Fue en Sierra Nevada, tendría unos doce años y mi padre me prestó la única máquina que andaba por casa, una Braun Paxette, con objetivo Schneider. Recuerdo que la cargué con un rollo en blanco y negro, y, aunque no era la primera vez, creo que aquél día la chispa encendió y aún sigue viva.
¿Cuál es tu equipo y tu técnica? Como casi todos, he tenido varios equipos. En mis comienzos utilizaba cámaras analógicas de paso universal. Más tarde llegué a la fotografía publicitaria con cámaras de formato medio. Hace unos años, como la mayoría, me pasé al mundo digital, eso sí, con mucha pena, lo reconozco. Mis cámaras actuales son de formato completo, Full Frame como las llaman algunos, con objetivos fijos, y algún que otro zoom para reducir el peso de la mochila.
La técnica que empleo depende de lo que vaya a fotografiar. Voy normalmente a lo que se me va presentando, pues suelo ir acompañado de familia y amigos. En general, voy deteniéndome cuando algún encuadre me llama la atención, alguna flor bien situada, algún recodo en el río…. Reconozco que soy muy rápido cuando veo algo para fotografiar, y selecciono casi de manera automática los parámetros de disparo. Suelo decir que no voy mirando el paisaje, lo voy encuadrando según el objetivo que llevo en la cabeza en ese momento. Voy observando y decidiendo a cada paso qué punto de vista es mejor, cuáles son los primeros planos de que dispongo, cómo puedo disponer los elementos para equilibrarlos, y cómo no, cual es el objetivo necesario para ello.
Suelo ir enfocando con hiperfocal, aunque también reconozco que me encantan los fondos fuera de foco. Por supuesto, tiro en formato raw, lo que me permite disponer de un negativo digital que después proceso en casa. Estos archivos nos permiten obtener ficheros muy “llenos” de información, que más tarde suelo oscurecer, consiguiendo buenas saturaciones y contrastes con ajustes simples y rápidos. De hecho, sólo proceso las imágenes con programas rápidos como Lightroom CC. Únicamente proceso las imágenes que me han llamado la atención por algo, seleccionando con cuidado las candidatas. Eso sí, dedico más tiempo a ajustar una foto cuando va a ser ampliada o publicada, es entonces cuando paso a ajustes más finos como enfocar, limpiar motas de polvo, etc…
El otoño es la debilidad de cualquier fotógrafo. Fotografía tomada con cámara Canon EOS 5DmkII, objetivo Zeiss Plannar 50mm, sin filtros. El día estaba nublado y la tarde muy avanzada, lo que me permitió usar largos tiempos de exposición. La fotografía original sin ajustes está sobreexpuesta en dos pasos y medio, y las altas luces no se han quemado
¿Qué no puede faltar del equipo en una salida organizada? Depende de lo larga que sea y de la época del año. En invierno no suelo llevar objetivos macro, sólo unos anillos de extensión ligeros por si acaso. En primavera no me faltan nunca mis dos objetivos macro y los anillos, y si voy con tiempo para detenerme, no olvido un flash y un difusor casero. Suelo llevar un disparador de cable muy simple. También una montura panorámica, no por los paisajes, en los que no es muy necesaria, sino para realizar panorámicas macro con flores.
No uso filtros, ni anillos adaptadores, ni degradados, ni polarizadores, ni nada de eso. El único filtro que uso es uno de densidad neutra, y no demasiado potente, solo para difuminar un poco los saltos de agua. Cómo no, un trípode es imprescindible, desde uno muy ligero de carbono para salidas largas, hasta otros más estables según el viento que se espere. Para fotografía nocturna uso un trípode muy pesado y estable, capaz de aguantar cualquier vendaval.
¿Alguna época, hora o lugar predilecto? Salgo siempre que puedo, y casi adonde encarte, ya que no dispongo de mucho tiempo libre. Suelo ir entonces acompañado, me lo paso mejor, aunque se me queden fotos por hacer. Cuando puedo escaparme solo, entonces doy rienda suelta a mi tiempo y a mis encuadres, y lo hago con el tiempo que sea, lloviendo, nevando, me da igual. A veces las fotos en estas condiciones son espectaculares. Y ni que decir tiene que si quieres pillar una amanecida, a dos o tres horas de andada, toca madrugar. También me gusta aprovechar las últimas horas del atardecer, y elegir el destino apropiado según la época del año, el caudal del río, el deshielo, las sombras de los barrancos, etc.
¿Cuales son tus rincones y motivos a los que sueles volver? Suelo acudir cada año a los deshielos de Sierra Nevada, a los campos de narcisos, a las amapolas del Mulhacén, a ciertas lagunas orientadas al amanecer, a playas desiertas, a bosques caducifolios para el otoño, etc. Algunas localizaciones, a pesar de haberlas visitado muchas veces, me siguen sorprendiendo con nuevas perspectivas, encuadres, posibilidades, y la luz siempre es diferente. Nunca me aburre un mismo sitio.
Cuando veo un motivo que me interesa, ya puede estar rodeado de pinchos, de charcos o de boñigas, que voy de cabeza a por él. Esto me pasó recientemente visitando unos narcisos junto al agua, y ¡tuve que tumbarme en una zona encharcada!
Una salida obligada en primavera son las poblaciones de narcisos de Sierra Nevada, unas joyas. Esta imagen fue tomada mutuamente, Antonia me disparó con su móvil, mientras yo la inmortalizaba sentada al lado de esta macetilla de narcisos. Os puedo asegurar que recuerdo perfectamente cada salida realizada, y cada foto disparada…esas vivencias tan intensas no se olvidan fácilmente
¿Algún fotógrafo referente en la fotografía de paisajes? ¡¡Ansel Adams!!, ¡cómo no! Y su discípulo, Minor White. Aparte de las magníficas fotos de Adams y su precisión con la latitud de exposición, quizá lo que más me ha llamado la atención de este excepcional fotógrafo es su modestia y su humildad, a pesar de haber sido un referente.
¿Algo más que quieras contarnos? Tan sólo me queda animar a la gente a salir a disfrutar con una cámara en la mano. Soy de la opinión de que una cámara sirve no sólo para hacer fotos, sino para sacar lo mejor de un paisaje. Se aprende a mirar el entorno con otros ojos, y se descubren posibilidades que antes nos pasaban desapercibidas.
Así que ya sabéis, si alguna vez habéis sentido la necesidad de traeros una porción de paisaje, un momento de una excursión inolvidable, de una salida digna de recordar, de una experiencia única, entonces os animo a practicar la fotografía en la naturaleza. Aprender a manejar una cámara para atrapar esa luz única, esas noches plagadas de estrellas, la luna iluminando un paisaje frío, la paz que se respira en el silencio de la montaña. Todo se puede capturar de forma fácil con un poco de aprendizaje y de experiencia. Los resultados os sorprenderán, y gustarán a aquellos con los que compartáis vuestras imágenes, os lo aseguro.
En la actualidad, algunas fotos de Luis se pueden ver en Facebook (no tiene página web), así como en libros y revistas especializadas de montaña y fotografía. Dedica, asimismo, parte de su tiempo libre a impartir talleres de fotografía en la montaña a través de NevadaPhoto, una empresa que cuenta con la asistencia de guías de montaña autorizados.
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