Este post de Paisajes del Agua no estaba previsto. Cosas de la vida. Ayer por la noche, a eso de las 12,30, me metí como suelo hacer antes de acostarme a bichear en Facebook, y mi sorpresa fue enorme el encontrarme por casualidad con una foto de época sugerente y preciosa de la fantástica colección de Dídimo Ferrer, subida por “Solo Montaña”. Unas monjas junto a una laguna de Sierra Nevada, con una caballería al fondo. Claro, ya había comentarios al respecto, la mayoría de amigos, uno de los cuales había titulado la foto como “Las monjas montañeras y arrieras”, porque entre otras cosas él también se dedica a eso de la arriería en Sierra Nevada. Bueno pues a lo que iba, desde el primer instante supe que estaba delante de una foto única que no había visto en mi vida. Nunca habría olvidado la imagen de esas monjas junto al agua de la laguna. Pero a la sorpresa inicial ante tan inesperado descubrimiento siguió, casi simultáneamente, un sentimiento de desconcierto. ¿Qué laguna era esa? No reconocía los perfiles de las montañas del fondo, ni tampoco la roca del primer plano de la foto, ni siquiera la orilla del agua. Entonces lancé un SOS a los contertulios, pidiendo respuestas. Estaba en un sin vivir. Ni que decir tiene que me tiré un rato dándole vueltas al asunto, esperando mientras tanto comentarios esclarecedores de mis noctámbulos amigos, todos ellos excelentes montañeros y conocedores de Sierra Nevada.
Pronto empezaron a llegar respuestas. Casi todas coincidían, con mayor o menor rotundidad, que el sitio correspondía a uno de los Lagunillos de la Virgen, en la cuenca del río Dílar. Es verdad que el “aroma” de la foto me resultaba familiar a ese entorno, podía ser, pero no me cuadraban los perfiles de las montañas del fondo. Otro amigo, para distender la cosa dijo en plan jocoso al supuesto dueño de la postal, “con darle la vuelta (a la postal de cartón) y leer, ja, ja, ja”. La gente se lo tomó a cachondeo como era de esperar, yo también, pero gracias a eso caí en la cuenta que muchas fotos antiguas se han reproducido volteadas en la horizontal (me ha pasado con otras). Y probé. Y ¡Eureka! Ahora si reconocía las montañas de detrás, algo es algo, pero no la piedra, ni tampoco el agua. Ya estaba casi seguro que la laguna de las monjas era la de las Yeguas, más grande y por debajo de los lagunillos de la Virgen antes citados.
Arriba al revés y abajo volteada, como corresponde
Como mi excitación iba en aumento, me fui a mis discos duros y busqué fotos de excursiones que suponía tomadas desde encuadres similares. Y entonces lo comprendí todo, como el que ha encajado al final un complejo puzzle. La foto había sido tomada desde la margen derecha de la antigua laguna de las Yeguas, pero hoy, su agua embalsada por un dique había borrado la piedra y los perfiles de la orilla de la postal de las monjas, sumergidas bajo el agua (no las monjas se entiende). La laguna y la foto eran irrepetibles, ya no existía ese encuadre, lo que explicaba (junto al volteo) la lógica dificultad de asignarle ubicación a la dichosa postal. Eso sí, me sorprendió la similitud enorme de las siluetas de los neveros de las cumbres del fondo, entre los Tajos del Nevero y el Tozal del Cartujo, después de tanto tiempo, no sé fácilmente 70 años más tarde.
Un encuadre similar al de la foto de las monjas arrieras, seguramente más de 70 años después. El embalse de la laguna de las Yeguas ha borrado parte del paisaje original, pero se distingue bien la linea de cumbres y, sobre todo, las siluetas de los neveros
Hoy por la tarde escribí a mis amigos y les dije que había descubierto el enigma, pero que se “estrujaran” un poco más. Al momento lanzaron mensajes y exclamaciones de impaciencia severa, y entonces les prometí que a las 12 de la noche de hoy revelaría el secreto y los pormenores de mis indagaciones. Lo que hago ahora desde este post, para compartir tan simpática historia con todos los amigos de Paisajes del Agua. Ahora solo falta que alguien salga diciendo cómo se llamaban esas monjas (y de quienes eran las caballerías), lo que no me extrañaría en absoluto. Ahí queda el nuevo reto.
Oño, que buena investigación Antonio. Y la entrada en paisajes del agua magnífica. La foto en sí ya da para un buen relato, el título ya lo tenemos “Las monjas arrieras”
Bueno son las 5 y lo primero que hago esta mañana es comprobar el arduo trabajo de D. Antonio Castillo, que parece ser ha esclarecido nuestro debate de las monjas arrieras, pobres si supieran que han andado en tela de juicio…
No me queda nada más que felicitarte por tu agudeza visual y gran conocimiento de nuestra Sierra Madre
En el Colegio Regina Mundi, en la calle Arabial de Granada hay una residencia de monjas. Algunas muy mayores y me consta que con una memoria muy buena. Tal vez alguna de ellas sepa algo.
Un saludo Antonio
El hábito es de las monjas de la caridad, seguro. Podrían ser monjas que estuvieran en el Sanatorio antituberculoso del Purche, fundado por D. Fermin Garrido.
Las monjas que regentan el Cortijo de San Jerónimo eran y son Adoratrices y tenían un hábito completamente diferente con un escapulario rojo (hay una pagina en internet de hábitos de religiosas).
Son muchos los amigos y conocidos que se han puesto a investigar y a ofrecerme información sobre el viaje de estas monjas. Ahora mismo hay una tormenta de datos e informaciones que habrá que ir depurando en días próximos. Cualquiera que crea conocer algo relevante puede ponerse en contacto conmigo, o hacer un comentario en este post para conocimiento de todos. En una semana creo que podré dar detalles más precisos, entre ellos, otra foto de las monjas (facilitada por Manuel Titos), en la que aparecen en sus cabalgaduras, guiadas por sendos arrieros.
Antonio he encontrado a otras monjas de la caridad pero estas llegaron a Lanjaron hacia 1900 para abrir un colegio (d la Santisima Trinidad) .Primero llego Sor Matilde Carrillo el año 1889 a tomar las aguas. Paso un verano d descanso. Era hija d ricos hacendados nacida en Santa Fe en el año 1862.
El colegio seguira abierto hasta el año 1970, con el intervalo de la Guerra Civil que se convierte en Hospital de Sangre. Hay una monja, Sor Joaquina que estará alli hasta que se cierra el colegio.
Gutierrez Padial informa de la vida de esta monja en el archivo parroquial de Santa Fe.
Todo esto lo he encontrado en un libro sobre Lanjaron de Manuel Arredondo.
Antonio,
Me tienes atrapada con estas monjas. Me interesa que hay detrás de esos hábitos. ¿Por qué subían hasta allí con las caballerías? ¿desde dónde? ¿para qué?
Magnífica la labor detectivesca de tus amigos. Me muero de curiosidad.
Un abrazo
Gracias Rosa, yo también me muero de curiosidad. La historia plantea varias incógnitas, dignas de una buena novela de intriga. Mira que si fuéramos capaces de descubrir algunas de ellas…
Hola Antonio: en estos momentos siento que me faltan 300 o 400 páginas de una novela de la que he leído las dos primeras.
Me ha encantado.
Un abrazo.
José Luis, a ver cuántas páginas somos capaces de rellenar de esa novela incompleta. Ojalá alguien con más sabiduría literaria que yo pueda hacerla algún día. Ya hay algún candidato para escribirla
Antonio, cuando todo este enigma llegue a buen puerto, y estoy convencido de que llegará por quién está al timón, voy a intentar escribir un relato del mismo…creo que la historia puede dar mucho juego literario…¿qué te parece?
Hola Jesús, espero ansioso ese producto literario (o cinematográfico, quién sabe) que tu cabeza es capaz de hacer con tan sustanciosos ingredientes
Junto a mi admiración por tu ímproba labor detestivesca y tu conocimiento exhaustivo de la sierra, querido Antonio, se me ha ocurrido un chiste muy malo que espero me perdones tú y tus seguidores de paisajesdelagua. Ahí va:
Tratándose de monjas,era normal que el cerro del fondo fuera “Cartujo”. No sé cómo no caíste antes(aunque la foto estuviera invertida.