Los puentes vivientes de la India

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Ahora, a mediados de octubre, terminan los aguaceros monzónicos en la India (que se iniciaron en mayo), con precipitaciones que revientan los cauces más insignificantes haciéndolos insalvables en cuestión de minutos. Allí, en esas zonas rurales y selváticas, el hombre tuvo siempre perentoria de necesidad de construir puentes para sobrevivir. Algunos de ellos son puentes vivientes, de los que trata este post.

El planeta, de por sí inmenso e inabarcable, se ha hecho mucho más pequeño y asequible en las últimas décadas con la exploración por satélites, la comunicación por avión y, muy especialmente, la diseminación instantánea de información por Internet. Ahora nos empezamos a enterar de la existencia de lugares recónditos, únicos, excepcionales, que de otra forma hubieran seguido siendo unos perpetuos desconocidos, salvo, como es lógico, para los pocos mortales que los habitan (y que por esa razón no los suelen apreciar como se merecen, dicho sea de paso). No sé, hay cosas positivas en tanta tecnología, por supuesto, pero su uso abusivo le quita magia al placer de viajar. Antes de salir, ya disponemos de las fotos (y los vídeos) de lo que vamos a ver (por ejemplo en este blog), y esa bendita sorpresa ante lo desconocido ha desaparecido en gran medida, aunque, por contrapartida, ello nos permite seleccionar y planificar mejor los viajes.

Bueno, pues uno de los lugares más recónditos para el mundo occidental (quedan infinidad todavía afortunadamente) está en el estado de Meghalaya, en la India. Allí, en la región de Cherrapunji, se encuentran los puentes vivientes (video) de que trata este post. Su estética ha inspirado novelas y películas tan taquilleras como Avatar o el Señor de los Anillos. No obstante, puentes de ese tipo los hay en otras muchas regiones selváticas del mundo, entre ellas en el inmenso Amazonas, si bien aún permanecen fuera del alcance de los turistas.

La citada región de Cherrapunji roza los 2.000 metros de altitud y es receptora durante el monzón de extraordinarias lluvias, unas de las más elevadas del planeta. Precipitaciones medias anuales que superan los 12.000 mm (o lo que es lo mismo, láminas de agua de ¡¡12 metros!! de altura). Pues bien, en mitad de aquellas selvas compartimentadas por brazos infranqueables de furiosas aguas, la tribu War-Khasis ha podido adaptarse al medio y sobrevivir construyendo desde hace siglos unos ingeniosos (ecológicos y económicos) puentes. Su singularidad y excepcionalidad es que están tejidos con raíces de árboles y, en especial, con los de la higuera de caucho (Ficus elastica). Por supuesto, hacerlos es un arte, un oficio trasmitido de generación en generación, cada una de las cuales toma el relevo de la anterior en el cuidado y reparación de estos puentes (su vida depende de estos), ya que por ellos pasarán sus hijos, los hijos de sus hijos, y así sucesivamente, como por otra parte viene sucediendo con sus ascendentes desde hace al menos 500 años.

Estos puentes de raíces necesitan de unos 15 años para ser suficientemente sólidos. A partir de su «madurez», una de sus peculiaridades es que ganan fortaleza y flexibilidad con el tiempo (al contrario de lo que ocurre con los tradicionales), lo que los hace especialmente idóneos y resistentes para soportar grandes crecidas. Llegan a medir más de 30 metros y por ellos pueden transitar al mismo tiempo hasta 50 personas con sus cargas habituales. En algún caso, disponen incluso de varios pisos, un virtuosismo de esa ingeniería viva.

puentes colgantes 1

El puente de Umshiang, de dos pisos

 

Fotos y más información en http://www.aventura-amazonia.com/planeta-aventura/los-maravillosos-puentes-de-raices-vivientes-de-cherrapunji-india/. http://www.viajesaperu.biz/los-puentes-vivientes-de-meghalaya

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